martes, 6 de septiembre de 2016

La felicidad viene en empaques pequeños.

Hace no mucho tiempo me percaté de esto pero últimamente se me ha demostrado constantemente que es así.

Ya el sábado antes pasado perdí a mi bis abuelo, antes de eso cuando él cayó hospitalizado sentía mucha pena. Hace menos de 2 semanas que había hablado con el durante unas 2 horas, su mente ya no funcionaba con propiedad a los 92 años y además solía olvidar a las personas pero ese día, él me reconoció y me habló sobre cuando era pequeño y como llegó a Santiago, yo le presté muy emocionada toda la atención que podía prestarle y durante el día le di muchos abrazos pero ese día no pude despedirme de él ya que no me avisaron que ya se lo iban a llevar. Se acercaba el día internacional del cosplay, un evento muy esperado para mi y planificado con casi medio año pero mi bis abuelo cayó hospitalizado y con la muerte observándolo todos los días, no podíamos ir a visitarlo por su estado así que solo me resigné a seguir mis preparaciones para el DIC, un día antes del evento mi gueli ya me tenía listo mi cosplay ella, que no es costurera como mi lela, hizo todo lo que pudo para poder tener mi cosplay a tiempo pero mi lela metió mano porque lo encontró mal hecho y no le gusta que me ponga cosas mal hechas, así que comenzó el caos, las soluciones para arreglar mi cosplay no me gustaban para nada, no me dejaban representar a Sinobu tal cual era y eso me frustraba hasta que mandé todo a la mierda y luego me enojé mucho, terminé peleando con todo el mundo (incluyendo al Nicolas que, reaccionó de una forma que nunca esperé y me enamoré mucho más de él) terminé rompiendo la tablet de mi mamá que, en efecto, usaba yo y al día siguiente fuí al hospital, las visitas para mi ver a mi bis abuelo habían sido abiertas, estaba en las últimas. Entonces fue donde pude despedirme apropiadamente de él y él, en su estado delirante, se despidió de mi regalándome una sonrisa cuando le hablé, fueron momentos muy emotivos y no me arrepentí de haber ido al DIC en vez de haber ido a ver a mi bis abuelo, ese mismo día en la noche él falleció. 

Por todo este asunto tampoco había podido ver al Nicolito hasta el día de hoy. Él suele ir a buscarme los martes al liceo, no solemos hacer mucho es casi una rutina, pero nos podemos ver una hora y un poquito más, cada vez que lo veo mi polerón de cuarto medio se impregna con su perfume el cual no paro de oler cada vez que lo veo. Hoy como era costumbre me vino a ver, pero no llegó a la hora de siempre y estaba atrasado, en la mañana me había preguntado mi horario de salida y por error le puse 1:40 en vez de 12:40, me molesté estúpidamente  porque él sabía mi horario de salida y me sentí muy mal, también lo traté muy mal, lo hice correr sabiendo que no puede agitarse mucho (al igual que yo) y cuando me abrazó mientras caminaba en el cruce del costanera me preocupó demasiado el latido acelerado de su corazón, sentí miedo de que le fuera a pasar algo por un simple capricho mío, pero aún así estúpidamente me hice la indiferente, no le hablé en casi todo el camino pero el seguía allí mirándome, hasta que no aguanté la ternura de mi pololo y simplemente reí, mi capricho de princesa había sido satisfizo como siempre por él, pero luego me sentí muy mal, lo que había sido mi felicidad para él había sido algo doloroso, se veía agotado a punto de desfallecer y no encontraba formas de demostrar todo su cariño y que yo respondiera a este, me sentí mal así que pensé en las cosas que podía hacer por él, lo observé por primera vez desde que nos encontramos, su peinado estaba cambiado y lo hacía ver muy atractivo y maduro y yo comportándome como una niña a la cual no le dan el dulce con el color quería, me sentí avergonzada, era la primera vez que veía a mi pololo de esa forma y que no hubiera sido sin lentes, lo vi tan atractivo e incluso más atractivo que cuando se saca sus lentes al momento de la intimidad, siempre había tenido un tipo de fetiche con los hombres que usan lentes gruesos, con el nicolito no me pasaba, hasta ahora, ahora no se ve como un niño y noto nuestra diferencia de 4 años, me gusta mucho, el simple hecho de observarlo en la micro me trajo una sensación tan cálida y agradable que me colmó de felicidad, quería decírselo pero me avergonzaba su nueva figura, finalmente por mi mal actuar le compré con el poco dinero que traía conmigo una aquarius exclusivamente para él y me atreví a decirle lo lindo que se ve con el pelo semi corto.

Hoy ha sido un día soleado feliz, no han habido muchos días soleados y estos me hacen muy felices. 

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